“Hacer que la salud y seguridad en el trabajo sea un derecho fundamental de la OIT incrementaría la responsabilidad de Gobiernos y empleadores para poner fin a esta masacre y daría además mayores medios de presión a sindicatos y representantes de seguridad en los centros de trabajo. Sólo unos malos empleadores se opondrían a ello y estamos dispuestos a luchar duro para salvar vidas”.
Sharan Burrow, Secretaria General de la CSI.