Desde el año 1969 el movimiento sindical internacional, cada 28 de abril decidió denunciar y protestar por todas las situaciones que ponen en riesgo la seguridad y la vida de trabajadoras/es y la discusión de las implicaciones del futuro del trabajo no están fuera de este contexto.
Desde hace un par de años en el ámbito laboral internacional se viene discutiendo sobre el futuro del trabajo a partir de los cambios incorporados en la última década y a propósito del centenario de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) en 2019. Desde el año 1969 el movimiento sindical internacional, cada 28 de abril decidió denunciar y protestar por todas las situaciones que ponen en riesgo la seguridad y la vida de trabajadoras/es y la discusión de las implicaciones del futuro del trabajo no están fuera de este contexto.
Estos cambios en el mundo del trabajo ya están impactando negativamente no sólo en la forma de organización del trabajo sino también en las condiciones en las que se realiza: en la región casi un 50% de informalidad laboral que implica trabajos sin derechos, sin protección; en 5 países de las Américas operan alrededor de 25 multinacionales con una plantilla de 4 millones de personas y una mano de obra oculta de 70 millones de personas, trabajos invisibilizados en las Cadenas Globales de Producción, invisibilizado también las condiciones de trabajo sanas y seguras, como derecho humano, al imposibilitar el derecho a organizarse sindicalmente y negociar colectivamente.
Adicional a ello, en el último año en la región se registraron varios procesos de reformas en las legislaciones nacionales, que significaron retrocesos importantes en los derechos laborales y sociales conquistados (horas de trabajo, estabilidad laboral, seguridad social) siendo en Brasil uno de los países donde estas reformas son altamente preocupantes, por ser Brasil la principal economía de la región y ser hoy el laboratorio de las más agresivas y reaccionarias reformas anti laborales en América Latina, sirviendo incluso de “inspiración” a otros gobiernos y empresarios de la región:
- Aprobación de la Enmienda Constitucional 95/2016 (PEC do teto dos gastos públicos) que altera el régimen fiscal, congelando los gastos sociales por los próximos 20 años.
- Aprobación de la Ley 13.429/2017 que legaliza la tercerización irrestricta en Brasil.
- Aprobación de Reforma a la Ley del Trabajo (6787/16 ) que altera en más de 100 puntos la anterior legislación expresada en la Consolidación de Leyes del Trabajo (Consolidação das Leis do Trabalho), institucionalizando de forma radical y sin precedentes la precarización de las relaciones laborales individuales y el debilitamiento de la organización y acción sindical, considerada un retroceso en más de 100 años de conquistas sindicales en Brasil.
- En espera de aprobación está el proyecto de reforma del sistema de previsión social comprende ajustes paramétricos que llevan a un proceso paulatino de privatización, contrario a los principios de la seguridad social, beneficiando directamente al sistema financiero dificultando el acceso a trabajadoras/es del campo y la ciudad.
Todo este contexto es caldo de cultivo para el aumento de las situaciones insanas e inseguras en los lugares del trabajo, que con seguridad incrementarán las ya alarmantes y preocupantes cifras (aun si contar con registros) de mortalidad, accidentabilidad y morbilidad laboral. Según la OIT, el año 2017 las estimaciones sobre el impacto de los daños producidos por el trabajo indican más de 240.000 muertes anuales y alrededor de 30.000.000 de accidentes de trabajo, cifras estimativas ya que los sistemas oficiales de notificación y registro, cuando existen, son muy deficientes.
Víctor Báez, Secretario General de la CSA, destaca que “las diversas situaciones asociadas a accidentes, muertes y a enfermedades en el trabajo son consecuencia de ese modelo de desarrollo económico perverso y concentrador de riquezas que prevalece en nuestros países contrario a la lógica del Desarrollo sustentable como lo dice la PLADA (Plataforma de Desarrollo de las Américas), elaborada por la CSA con otros movimientos sociales que coloca como eje central del desarrollo el Trabajo Decente, sano y seguro”.
Ante ese escenario, la CSA llama al movimiento sindical a colocarse con más fuerza, unido y articulado, como una alternativa de organización de la clase trabajadora,
- A defender y garantizar el derecho de todo/a trabajador/a a organizarse en sindicatos independiente del lugar donde trabaje, organizarse en torno a la salud laboral es una de las formas que tenemos para avanzar en la garantía de una gama completa de derechos.
- A reforzar la negociación colectiva como derecho fundamental, como mecanismo básico de distribución de la riqueza socialmente generada y también como herramienta de la clase trabajadora para la defensa de lugares de trabajo sanos y seguros para todas las personas, independientemente de su relación de dependencia.
- Defender el reconocimiento de la protección social como derecho humano.
- Rechazar el abordaje economicista utilizado por las IFIs para solucionar el déficit fiscal a través del corte en los gastos sociales, promoviendo reformas regresivas con terribles impactos para la población. Promover alternativas, como reformas fiscales progresivas que posibiliten la financiación de sistemas de protección social universales, integrales y públicos.
- A visibilizar y denunciar todas las condiciones inseguras e insanas de los lugares de trabajo, incluyendo las situaciones de violencia: como negación a la organización sindical, de acoso, discriminación en todas sus formas, entre otras.
- A continuar luchando frente al aumento del poder empresarial y de las corporaciones que ponen en declive los derechos de la/os trabajadoras/es, por ello la lucha por un Tratado Vinculante de Empresas y Derechos Humanos se hace cada vez más necesario.
- A evidenciar en la 107° Conferencia de la OIT, en el marco de la discusión sobre Violencia y Acoso en el lugar de trabajo, que las situaciones anteriormente expuestas, así como el incremento en la intensidad y ritmos de trabajo, el aumento de las exigencias emocionales o la renuncia a ejercer derechos por miedo a perder el empleo también son situaciones de Violencia y acoso en el lugar de trabajo, que ponen en riesgo el presente y el futuro del trabajo.
- Articular acciones de combate al trabajo infantil en todas sus formas y a sus causas para mejorar la seguridad y la salud de los trabajadores jóvenes y reforzar los esfuerzos para prevenir y erradicar todas las formas de trabajo infantil, incluyendo el trabajo infantil peligroso, desde un enfoque integral ligado a la promoción de un modelo de desarrollo sustentable con justicia social.
Accese aquí al Documento completo de la CSA sobre: “El futuro del trabajo y las implicaciones para la salud de las/os trabajadoras/es”